CAPITULO 25
Debo admitir que nunca me habría imaginado aplicar el método científico a cuestiones sociopolíticas puesto que nunca se me paso por la cabeza ver las cosas desde ese punto de vista “todas las actas del congreso, todas las decisiones del tribunal supremo, todas las directrices presidenciales de seguridad nacional, todos los cambios en el tipo de interés son un experimento” pero al mismo tiempo pienso que el autor toma partido de esa situación evidenciando y nombrando ejemplos como el de Japón y Alemania enalteciendo una vez más a la ciencia como producto de desarrollo cultural y económico, (lo cual me parece absolutamente innecesario, ya que en algunos puntos me parece que el autor está enfrascado en una discusión sin sentido, lo cual explique anteriormente. Y me parece que desvía la atención del lector hacia otro lado de manera espontanea.)
Con respecto al tema de los lobos y las ovejas considero importante tener en cuenta que esos calificativos son producto y consecuencia de la sociedad misma.
Pienso que algunos lobos no nacen como lobos y viceversa sino que se crean gracias a que los hombres no están acostumbrados ni familiarizados con tanto poder (poder otorgado por un cargo político) ya que es difícil tener ese poder si no se tiene un cargo de ese tipo y si se tiene, se tiene de manera espontanea y por rangos de tiempo muy cortos (ej: los organizadores de la marcha contra las FARC en ese momento tuvieron un poder más grande sobre el pueblo que el que tiene el mismo gobierno sobre el mismo). Por esta razón pienso que cuando una persona de un momento a otro llega a tener tanto poder puede empezar a hacer mal uso de él, porque precisamente tiene que pasar por un proceso de aprendizaje y de reconocimiento de algo que antes no se tenía, lo cual trae consigo rasgos de “maldad” o “trampa” no intencionada (en algunos casos) o como se le quiera llamar. Y en realidad el problema no son los lobos ni las ovejas el problema es que son distintos y uno necesita “perjudicar” al otro para poder “subsistir”.
Es por eso que no creo en el gobierno del pueblo debido a que el pueblo puede estar conformado por personas ignorantes y estúpidas que gobernando pueden llegar a hacer mucho daño. Pienso que el mejor gobierno sería un hibrido entre las 2 especies por así llamarlo: ovejas que suban gradualmente al poder y que se conviertan en lobos sin dejar a un lado, sus rasgos característicos de ovejas como por ejemplo, un lobo que no necesite comer ovejas, así, otros lobos no se pueden aprovechar de él y el no se puede aprovechar del pueblo.
Y es precisamente en este momento en donde me cuestiono: ¿será que la libertad tiene el mismo problema que tiene el poder? ¿El problema es la falta de libertad; o no saber que hacer con ella? Quizás nunca se sabrá debido a que si todo es un experimento, es un experimento que sigue siendo un experimento, es decir: es un experimento sin fin, del el cual seguiremos esperando los resultados que nunca llegaran.
En este punto quisiera hacer una comparación entre la relación que existe entre la ciencia y la religión, y, la relación entre el estado y la iglesia refiriéndome específicamente al caso de Colombia. Pienso que durante muchos años la religión obro sobre nosotros de una manera arbitraria aprovechándose de las circunstancias sociales de la época, no solo desconociendo sino castigando todo indicio de ciencia presente en algún tema relacionado con la religión. Y lo mismo parece pasar hoy en día, cuando vemos que la iglesia cada vez es más relegada de su “cargo” y en muchos casos tomamos como una agresión los intentos de explicación mediante la fe.
Tal y como lo hablaba anteriormente refiriéndome a la unidad que debería existir entre la ciencia y la religión, considero que la iglesia y el estado componen una parte esencial para la vida de los colombianos debido a que en un país como el nuestro la fe es considerada como un asunto muy serio, y si la dejamos a un lado podríamos llegar a perder nuestras raíces o simplemente podríamos llegar a olvidar una institución que durante muchos años ha respaldado una forma de vida y una cultura que nos ha caracterizado, y que de cierta forma nos ha entendido y casi estudiado. Lo primero que hace un colombiano cuando tiene un problema es pedirle a “Dios” por una respuesta, lo que pone al estado y a la legislación en un segundo plano en el imaginario común de la sociedad.
Pero no por este hecho debemos entregar todo a la religión y literalmente entregarnos a ella puesto que estaríamos cayendo en el mismo problema, estaríamos actuando como “la patria boba”. Estoy totalmente de acuerdo con el autor, cuando se refiere al equilibrio que debe existir y las barreras que se deben eliminar para lograr un equilibrio social entre ovejas y lobos. “si somos capaces de cuestionar la autoridad, somos pura masilla en manos de los que ejercen el poder. Pero si los ciudadanos reciben una educación y forman sus propias opiniones, los que están en el poder trabajan para nosotros” pero, ¿Cuáles son los parámetros con los cuales puede intervenir la iglesia sobre el estado y viceversa, teniendo en cuenta la diferencia que existe en el lenguaje que usa cada uno pasa el estudio propio?, en términos numéricos, ¿Cuál sería el porcentaje adecuado en materia de intervención del uno y del otro?, ¿hasta qué punto debemos llegar para entender y darnos cuenta de cuánto debemos saber?, O, ¿hasta qué punto debemos confiar ciegamente?
Considero muy válida la actitud que ha asumido tanto el estado como el pueblo en estos últimos años, pienso que el estado ha optado por una actitud de escucha y retroalimentación, (una actitud científica) con lo cual estoy muy conforme y el pueblo como casi siempre lo ha hecho, ha confiado casi ciegamente pero sin dejar nunca la critica a un lado. A lo que en términos científicos se le llama escépticos, en términos políticos lo llamamos opositores. Y si hablamos del gobierno actual, podremos decir siempre que ha habido una oposición que ha estudiado casi que con un ojo clínico cada uno de los movimientos del gobierno, y sin importar las intenciones buenas o malas de esta actitud, me parece que ha sido muy correcto y muy productivo en términos de evolución y desarrollo en el sentido amplio de la palabra.
Debo admitir que nunca me habría imaginado aplicar el método científico a cuestiones sociopolíticas puesto que nunca se me paso por la cabeza ver las cosas desde ese punto de vista “todas las actas del congreso, todas las decisiones del tribunal supremo, todas las directrices presidenciales de seguridad nacional, todos los cambios en el tipo de interés son un experimento” pero al mismo tiempo pienso que el autor toma partido de esa situación evidenciando y nombrando ejemplos como el de Japón y Alemania enalteciendo una vez más a la ciencia como producto de desarrollo cultural y económico, (lo cual me parece absolutamente innecesario, ya que en algunos puntos me parece que el autor está enfrascado en una discusión sin sentido, lo cual explique anteriormente. Y me parece que desvía la atención del lector hacia otro lado de manera espontanea.)
Con respecto al tema de los lobos y las ovejas considero importante tener en cuenta que esos calificativos son producto y consecuencia de la sociedad misma.
Pienso que algunos lobos no nacen como lobos y viceversa sino que se crean gracias a que los hombres no están acostumbrados ni familiarizados con tanto poder (poder otorgado por un cargo político) ya que es difícil tener ese poder si no se tiene un cargo de ese tipo y si se tiene, se tiene de manera espontanea y por rangos de tiempo muy cortos (ej: los organizadores de la marcha contra las FARC en ese momento tuvieron un poder más grande sobre el pueblo que el que tiene el mismo gobierno sobre el mismo). Por esta razón pienso que cuando una persona de un momento a otro llega a tener tanto poder puede empezar a hacer mal uso de él, porque precisamente tiene que pasar por un proceso de aprendizaje y de reconocimiento de algo que antes no se tenía, lo cual trae consigo rasgos de “maldad” o “trampa” no intencionada (en algunos casos) o como se le quiera llamar. Y en realidad el problema no son los lobos ni las ovejas el problema es que son distintos y uno necesita “perjudicar” al otro para poder “subsistir”.
Es por eso que no creo en el gobierno del pueblo debido a que el pueblo puede estar conformado por personas ignorantes y estúpidas que gobernando pueden llegar a hacer mucho daño. Pienso que el mejor gobierno sería un hibrido entre las 2 especies por así llamarlo: ovejas que suban gradualmente al poder y que se conviertan en lobos sin dejar a un lado, sus rasgos característicos de ovejas como por ejemplo, un lobo que no necesite comer ovejas, así, otros lobos no se pueden aprovechar de él y el no se puede aprovechar del pueblo.
Y es precisamente en este momento en donde me cuestiono: ¿será que la libertad tiene el mismo problema que tiene el poder? ¿El problema es la falta de libertad; o no saber que hacer con ella? Quizás nunca se sabrá debido a que si todo es un experimento, es un experimento que sigue siendo un experimento, es decir: es un experimento sin fin, del el cual seguiremos esperando los resultados que nunca llegaran.
En este punto quisiera hacer una comparación entre la relación que existe entre la ciencia y la religión, y, la relación entre el estado y la iglesia refiriéndome específicamente al caso de Colombia. Pienso que durante muchos años la religión obro sobre nosotros de una manera arbitraria aprovechándose de las circunstancias sociales de la época, no solo desconociendo sino castigando todo indicio de ciencia presente en algún tema relacionado con la religión. Y lo mismo parece pasar hoy en día, cuando vemos que la iglesia cada vez es más relegada de su “cargo” y en muchos casos tomamos como una agresión los intentos de explicación mediante la fe.
Tal y como lo hablaba anteriormente refiriéndome a la unidad que debería existir entre la ciencia y la religión, considero que la iglesia y el estado componen una parte esencial para la vida de los colombianos debido a que en un país como el nuestro la fe es considerada como un asunto muy serio, y si la dejamos a un lado podríamos llegar a perder nuestras raíces o simplemente podríamos llegar a olvidar una institución que durante muchos años ha respaldado una forma de vida y una cultura que nos ha caracterizado, y que de cierta forma nos ha entendido y casi estudiado. Lo primero que hace un colombiano cuando tiene un problema es pedirle a “Dios” por una respuesta, lo que pone al estado y a la legislación en un segundo plano en el imaginario común de la sociedad.
Pero no por este hecho debemos entregar todo a la religión y literalmente entregarnos a ella puesto que estaríamos cayendo en el mismo problema, estaríamos actuando como “la patria boba”. Estoy totalmente de acuerdo con el autor, cuando se refiere al equilibrio que debe existir y las barreras que se deben eliminar para lograr un equilibrio social entre ovejas y lobos. “si somos capaces de cuestionar la autoridad, somos pura masilla en manos de los que ejercen el poder. Pero si los ciudadanos reciben una educación y forman sus propias opiniones, los que están en el poder trabajan para nosotros” pero, ¿Cuáles son los parámetros con los cuales puede intervenir la iglesia sobre el estado y viceversa, teniendo en cuenta la diferencia que existe en el lenguaje que usa cada uno pasa el estudio propio?, en términos numéricos, ¿Cuál sería el porcentaje adecuado en materia de intervención del uno y del otro?, ¿hasta qué punto debemos llegar para entender y darnos cuenta de cuánto debemos saber?, O, ¿hasta qué punto debemos confiar ciegamente?
Considero muy válida la actitud que ha asumido tanto el estado como el pueblo en estos últimos años, pienso que el estado ha optado por una actitud de escucha y retroalimentación, (una actitud científica) con lo cual estoy muy conforme y el pueblo como casi siempre lo ha hecho, ha confiado casi ciegamente pero sin dejar nunca la critica a un lado. A lo que en términos científicos se le llama escépticos, en términos políticos lo llamamos opositores. Y si hablamos del gobierno actual, podremos decir siempre que ha habido una oposición que ha estudiado casi que con un ojo clínico cada uno de los movimientos del gobierno, y sin importar las intenciones buenas o malas de esta actitud, me parece que ha sido muy correcto y muy productivo en términos de evolución y desarrollo en el sentido amplio de la palabra.
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